domingo, 4 de enero de 2009

Cuita

La noche nos entrega las respuestas, más aún si es estrepitosa e inóspita. Yo bajaba aquellos escalones, como buscando la salida a aquella encrucijada ya conocida por mi: venía persiguiéndome desde que yo era una niña grande. Entonces, comencé a correr desesperadamente. Corrí y corrí hasta que sentí que aquello que me perseguía ya no existía más, que me había abandonado. La tranquilidad invadió mi cuerpo lastimado por el miedo y los abusos sin medida de todos esos invididuos que quieren mi bien, por mi bien, pero solo obtienen mi mal. Disfruté un instante de felicidad, una paz que recorría mis venas y que convertía cada pequeña herida en invicible. Pero lo inevitable siempre llega, así que me alcanzaron y continúan hiriéndome, abusando sin piedad, con esa careta que los libera de toda culpa, una careta que puede ser confundida con los más bellos sentimientos.

3 comentarios:

Abel dijo...

En vez de estar corriendo meteles una patada u_u o un raquetazo xD... duele más. Ok, estupideces mias, entenderas que no hay mucho que hacer...

Ceci dijo...

no se! quiza solo deberias desaparecer, desvanecerte y hacrt parte del universo..asi no tendrias q preocupart de nada
xD

*no se q digo*

Gloria dijo...

mamá... creeme: siempre trato de hacerme una particula más del universo, pero... soy demasiado influenciable =\