miércoles, 11 de junio de 2008

y yo... te di una flor

**Esto es lo que alguna vez yo debi decir, pero Silvio siempre tiene las palabras exactas.**

Tú me ofendiste profundo

y yo te di una flor

tú me escupiste el rostro y yo

te di una flor

tú me amarraste las manos y yo

te di una flor

tú me pateaste el pecho y yo

te di una flor

tú me arrojaste al fuego y yo

te di una flor

tú esparciste mis cenizas y yo

te di una flor

te di una flor colorada y brillante

te di una flor para siempre encendida

te di una flor te di una flor te di una flor

te di una flor radioactiva

tú te burlaste de todo y yo

te di una flor

tú exterminaste mis hijos y yo

te di una flor

tú me borraste hasta el nombre y yo

te di una flor

tú silenciaste mi rastro y yo

te di una flor

tú me redujiste a nada y yo

te di una flor

tú respiraste apacible y yo

te di una flor

te di una flor colorada y brillante

te di una flor para siempre encendida

te di una flor te di una flor te di una flor

te di una flor radioactiva

sábado, 7 de junio de 2008

MARtirio marino

¿Sabes? En este momento quisiera estar sola frente al mar, tratando de observar lo poco que se divisa de él a estas horas de la noche. Sería tan perfecto estar así, con un cigarro en mano, viendo como el humo se confunde con la niebla de medianoche y el olor a mar con el de tabaco... Ay! son tantas las cosas que desearía hacer esta noche... creo que empezaría por decir muchas verdades, cantar muchas canciones y gritar ¡mierda! sin recelo.
Hace tiempo solía pensar que todo lo malo que sentía iba y venía al igual que las olas... a veces pegaban tan fuerte que me revolcaban si piedad... y otras, bueno... la fórmula salvadora ya había sido descubierta por mí y evitaba un revolcón del mar solo dando un salto.
Es curioso que pueda observar ese mismo mar, fuente de mis inicios filosóficos, ahora, en mis sueños; y también es curioso que ese mismo mar, que antes significaba mal augurio o something similar, sea ahora motivo de paz... de introspección... de... de melancolía... ¿por qué no?
Siendo algo pragmática, el mar no evidencia ni soluciona problemas y eso lo sé, pero... tal vez la brisa... el paisaje... ¡que más da, solo hay que saber que en este momento necesito ir! Creo que eso era evidente y es evidente también que este post está tan o más incomprensible que el mismo mar, pero hay tantas cosas que hacen de mi cerebro una tormenta marina en esta noche... que creo que la tranquilidad me la proporcionaría un pasaje sin retorno a mi encéfalo.
Como diría Silvio, estoy en un paisaje diferente, pero igual, aunque, de todas formas, es diferente y me confunde... me pierdo en este nuevo camino... siento que en realidad estoy en una ola, pero que la pobre está tan perdida emocionalmente que ha ido a parar a una isla rodeada de huracanes gigantes que amenazan con destruir todo a su paso o a su nado o a lo que fuera.
En fin, el mar físico ni el ficticio podrán ayudarme hoy, solo el encefálico (o al menos eso me temo), pero en estos océanos del amor... nada se sabe o nada se quiere saber, supongo.