viernes, 4 de julio de 2008

Agradable conversación

He recordado la primera noche en que nos vimos. Estabas ahí, solo, para variar, con un cigarro caro, de esos importados. Olía a canela... inconfundible aroma. Me acerqué a pedirte fuego, me lo diste sin mirarme a la cara, tan desfachatado y a la vez educado como solías ser. Al menos me prendiste el cigarro y, bueno, me senté a tu lado con la excusa de que ese cenicero era el único en la sala. Me preguntaste el tipo de shampoo que utilizaba, gran pregunta. Atiné a decirte, realmente sorprendida, que era uno especial, para mi tipo de cabello. Respondiste un "con razón lo tienes tan lindo" que me paralizó, solo parcialmente, claro. Tu dosis de coquetería era deprimente, sabes? Pero no me importaba. Tus ojos inexpresivos me daban todo lo que quería vivir esa noche. De repente, me diste algo más que una mirada timidamente desdeñosa: un papel con 6 números en él. Que original. De pronto, un "llamame si necesitas fuego" se escuchó mientras te alejabas. Debajo del número estaba tu nombre. En ese momento, me paralizaste por completo. Y sí, lograste emocionar hasta el último de mis cabellos.
Tu mirada está a mi lado ahora, la vivo día a día, tal vez tus ojos no están tan vivos como antes, pero su esencia no ha cambiado. Sé que me aman, así como tú lo haces, verdad? Ja, que osadía preguntártelo, no en vano me has acompañado tanto tiempo, amor.

No hay comentarios: